Si buscamos en Google “transformación digital”, nos aparecen más de 14 millones de resultados. Si hacemos la búsqueda en Google Trends, el mismo término acumula en España una ascendente curva desde hace 5 años. Las personas que buscan “transformación digital”, también lo hacen relacionando el término con la pequeña y mediana empresa.
Este abultado número indica, obviamente, el interés que suscitan las tecnologías emergentes y cómo éstas pueden cambiar las organizaciones pequeñas y medianas.
Sin embargo, el cambio profundo que puede provocar la transformación digital no está en la tecnología, sino en las personas. Ya lo decía mi admirado Xavier Marcet, “la estrategia son las personas”.
Si arrancamos cualquier proceso de cambio organizativo basado en el impacto de la tecnología no hay otro camino que empezar por las personas.
¿Cómo vamos a conseguir digitalizar procesos, cambiar dinámicas de comunicación utilizando plataformas digitales, fomentar el teletrabajo, conseguir que las personas de las empresas sean embajadores de sus compañías y ayuden a construir la reputación de las organizaciones si no saben cómo hacerlo?
Hace ya unos años que la consultora Roca Salvatella quiso reflexionar sobre el impacto de la revolución digital en el mundo profesional y creo un documento, aun vigente, donde se exploran las competencias digitales que debe tener un profesional del siglo XXI del ámbito que sea.
Todas estas competencias se han visto fuertemente impactadas por lo digital y es crítico que los profesionales se formen para adquirirlas. Y no solo los profesionales, sino que es aun más importante que los CEOs y directivos de las compañías tengan estas competencias.
Tener visión estratégica para comprender el fenómeno digital e incorporarlo a la estrategia de la empresa, desarrollar un liderazgo en red que permita dirigir y coordinar equipos de trabajo distribuidos en red y en entornos digitales, orientarse al cliente, pero al cliente digital que se mueve en contextos digitales. Sin olvidarnos de la importancia que tiene adquirir conocimiento digital para desenvolverse profesional y personalmente en la economía digital. Otras habilidades como la gestión de la información, la comunicación digital, el trabajo en red o el aprendizaje continuo, son las competencias sin las que no va a ser posible dirigir las empresas del futuro. Y del presente.
Programa Executive en Dirección de Marketing
En mis años como profesora en compañías y escuelas de negocio he visto cómo los alumnos ponen el foco en el conocimiento, y se olvidan de entrenar sus habilidades. En la sociedad líquida en la que vivimos donde el conocimiento está accesible en la red, serán más competitivos aquellos que sepan incorporar en su desarrollo profesional un número de habilidades que, según su actividad, podrán ser unas u otras. Este modelo es el que se conoce como T-Shaped, donde la parte vertical de la T representa el conocimiento y la parte horizontal, las habilidades.
Hay muchos ejemplos de CEOs de medianas y grandes empresas que lo han sabido ver enseguida, que han entendido que la identidad digital –otra de las competencias imprescindibles- de las empresas también se construye desde los perfiles personales en redes sociales, o que la gestión de la información es crítica para sobrevivir al día a día donde la cantidad de información que recibimos supera con creces la capacidad de asimilarla que tenemos.
Por algún punto hay que empezar, pero hay que hacerlo. Así que si eres directivo o directiva de una pequeña o mediana empresa, empieza a valorar qué competencias digitales quieres que tengan tus equipos y empieza por entrenarlas tú.