La dirección estratégica es un elemento clave en la dirección y gestión de empresas. Es importante que la organización cuente con una correcta dirección estratégica porque de esta manera se podrán lograr las metas establecidas, a la vez que se adapta al mercado y convierte los impedimentos u obstáculos en oportunidades para crecer y desarrollarse.
Aunque el concepto de estrategia nace en el campo militar, años después, y debido a las obras de Chandler (1962), Andrews (1962) y Ansoff (1976), evoluciona y entra en el mundo empresarial. A partir de entonces, podemos hablar de la dirección estratégica como el conjunto de acciones dirigidas a lograr beneficios en la empresa.
Un buen empresario tiene que ser capaz de crear estrategias que ayuden a cumplir con los objetivos finales de la empresa: aumentar las ventas y los beneficios, expandirse en distintos mercados, dar un mayor valor a la marca, etc.
¿Cómo se puede establecer una buena dirección estratégica?
Establecer metas y estrategias para conseguirlos
lo fundamental es marcar los objetivos, decidir a dónde queremos llegar. Después de esto se deberán elaborar las estrategias más adecuadas para lograrlos.
Ir adaptándose
Es muy importante tener en cuenta que el mundo y los mercados están constantemente cambiando y evolucionando, por tanto se debe estar preparado para posibles cambios. Crear una estrategia no es sinónimo de seguirla a rajatabla, los cambios en los mercados pueden hacer que se deba improvisar e ir corrigiendo y modificando lo que se había establecido.
Estudiar los puntos fuertes y débiles de la organización
se debe conocer a fondo la empresa: la tecnología que posee, las capacidades del personal y tecnológicas, los productos, la estructura financiera, etc. De esta manera se podrán potenciar y aprovechar los puntos fuertes y trabajar en los débiles.
Evaluar los resultados
otra de las cosas a hacer es ir analizando los resultados para ver si la estrategia funciona. De esta manera se facilitará la toma de decisiones y se descubrirá si hay que ir haciendo modificaciones.
Establecer objetivos a corto y largo plazo
se debe diferenciar entre el tiempo de las metas. Es decir, algunas se deben establecer en un periodo más corto y otras en uno más largo.
Componentes básicos de la dirección estratégica
La dirección estratégica implica tomar decisiones sobre diferentes ámbitos de la empresa y establecer un plan de actuación para lograr objetivos. Pero para ello hay que tener en cuenta cuatro componentes básicos:
Ámbito de la actividad
Las estrategias se desarrollarán en función de cuál sea el campo en el que actúa la organización, es decir, en qué negocios y actividades participará la empresa. Por ejemplo, una empresa que se encuentra en el sector textil se dedica a fabricar y comercializar bolsos y zapatos.
Ventaja competitiva
Consiste en identificar y potenciar lo que me diferencia del resto. Son aquellas características que harán que mi organización y mi producto sea distinto al del resto. La ventaja competitiva puede ser, por ejemplo, el acceso a una materia prima concreta al que el resto de mi competencia no puede llegar, un equipo de profesionales mejor preparados, etc.
Capacidades distintivas
En este caso se trata de analizar los recursos (ya sean financieros, humanos,…) y las habilidades (ya sean tecnología, directivas, …) presentes y potenciales con los que cuenta la organización. Analizar y estudiar estas competencias ayudará a determinar el modelo a desarrollar y las estrategias a seguir para alcanzar los objetivos.
Sinergia
Se trata explotar de manera positiva la combinación de habilidades, recursos, personal, etc. para conseguir las metas. Mediante la sinergia se busca lograr que, al complementarse los componentes de la estrategia, se consigue la mayor eficacia.
La dirección estratégica generará distintos beneficios para la empresa. Por una parte, si contamos con una dirección estratégica analizada, estudiada y enfocada será más sencillo presentarnos ante potenciales accionistas e inversores y conseguir su aprobación. Además, será positivo para enfocar a los empleados, se les darán unos objetivos y directrices concretas de manera que se optimizará su trabajo.
Por otra parte, ayudará a conocer las fortalezas y las debilidades de la organización. Esto permitirá que los planes estratégicos se vayan adaptando hacia uno u otro lado en función de los puntos más fuertes.